jueves, abril 20, 2006

Erasmus

Por aquí seguimos, ya en territorio escocés, con las pilas un poco gastadas después del viaje holandés (en cuanto tenga las fotos le dedicaré un post) y con bastantes reflexiones personales que me han mantenido ‘entretenido’ estos días.

Llega un momento tarde o temprano en la vida de cualquiera en el que es necesario alejarse del cuadro que estamos pintando y contemplarlo desde cierta distancia para comprobar si efectivamente estamos dibujando lo que teníamos en mente o nuestros trazos se han vuelto más finos o gruesos o las tonalidades más oscuras y grisáceas de lo ideal… Muchas veces quisiéramos Picturesromper el lienzo en mil pedazos y cambiar la paleta con colores básicos a los que estamos acostumbrados o volver a perfilar el mismo dibujo que siempre nos sale bien y sabemos que no derivará en otro fracaso.

Pero en ocasiones es posible que esos nuevos colores que obtuvimos básicamente mezclando a partir de la base cromática inicial resulten incluso más llamativos y sugerentes que los anteriores o que esas nuevas figuras que nos resultaban tan poco atractivas al principio ahora nos transmitan distintas sensaciones y hasta una placentera felicidad por haberlas encontrado…

No sé si con este improvisado símil intuís a dónde quiero ir a parar. En resumidas cuentas, realizar un balance personal de tu vida y valorar los últimos cambios.

Flat PartyDesde el inicio del Erasmus he vivido muchas experiencias, prácticamente todas nuevas y la mayoría positivas. Situaciones y momentos que me han aportado algo, me han marcado de alguna forma y me han enseñado lo diferente que puede ser la vida lejos de tu ciudad o lo tremendamente complicado que resulta conocer a las personas, ya que siempre puedes descubrir algo sorprendente de cualquier persona que altera por completo tu imagen mental de ella.

El Erasmus ha cambiado mi vida en muchos sentidos. Si tuviera que describir ese cambio de forma rápida, diría que simplemente ha abierto mi mente. Podría decir que me ha dado más seguridad para resolver multitud de cuestiones que antes harían que me subiese por las paredes o superar esos miedos internos que sólo consiguen que no llegues a mostrar la persona real que puedes llegar a ser.

Recuerdo que un año antes de solicitar la beca tenía aún mis dudas y mis temores… Kilts !Sabía que me encantaría la experiencia de conocer a fondo una ciudad y una cultura nueva, porque me encanta viajar, pero aún conservaba mis inseguridades de siempre. Ahora imagino ese Franfrin indeciso y me dan ganas de patearle un poco, ya que sin duda, el Erasmus está siendo la experiencia que necesitaba en mi vida y realmente creo que si me hubiera quedado en Granada, me habría perdido muchas de las maravillas y emociones que me aporta esta ciudad, esta forma de vivir y sobre todo, estas personas que empezaron siendo compañeros de Erasmus en octubre y ahora se han convertido en entrañables amigos.

Porque si por algo destaca el Erasmus es por el hecho de unir, de conocer gente nueva, tanto españoles de distintas comunidades como extranjeros de distintas nacionalidades, Soccer Timede descubrir sus culturas tan diferentes, su forma de ser y hablar tan distinta pero aún con eso, su idéntica humanidad; porque en el fondo aquí todos somos iguales. Tanto hablando con Ben, Johann, Pierre, los compis franceses de cocina, como cuando converso con Enrico, el italiano o bromeo con Ruben el alemán o Sheng el canadiense o nos reunimos para jugar fútbol… siempre me aportan algo especial, me enseñan que no hay obstáculos raciales ni barreras lingüísticas, que el mundo es enorme físicamente pero en el fondo es muy simple cuando se trata de descubrir la naturaleza de las personas que viven en él.

Esta es tan sólo una de las múltiples aportaciones del Erasmus. Prefiero guardar el resto y mi valoración final para cuando termine. Lo que sí puedo realizar ya es un balance de los últimos cambios. En enero publiqué un post titulado ‘Changes’ donde proponía mis objetivos para el pasado trimestre y ahora al releerlo me asombro al descubrir que he cumplido gran parte de ellos:

  • Quería continuar descubriendo Edimburgo y sentirme cómodo callejeando por sus calles, y creo que a estas alturas lo domino con bastante soltura.

  • Piccadilly Circus
  • ¡Quería viajar a las Highlands y a Londres! Y precisamente inauguramos y cerramos el trimestre con ambos viajes…

  • Quería avanzar en el proyecto así que al final conseguí meterle la caña que necesitaba.

  • Quería mejorar el Inglés escrito y creo que algo logré con el curso del Advanced.

  • Rush
  • Quería saborear nuevos platos y aprender algunas recetas y tengo el cuadernillo plagado de ellas, además de probar el Haggis y algunos platos tradicionales escoceses.

  • Quería jugar más al fútbol y al squash y ahora se han convertido en mi rutina deportiva.

  • Quería conocer un poco mejor a cada Erasmus. Aunque no con todos se pueden estrechar lazos fuertes de amistad sí que fue una grata sorpresa ir conociendo mejor a algunas personas. De lo mejor del Erasmus, sin duda.

  • Quería aprender francés, pero apenas lo intenté. No podía ser todo tan bonito…

En definitiva, estoy feliz con este balance y difícilmente me lo habría propuesto si no llega a ser por el Erasmus. Creo que nunca podría estar lo suficientemente agradecido…
Termino ya de ‘hacer publicidad’ del Erasmus pero tenía que hablar del gran protagonista de esta etapa de mi vida... Si mi reflexión os ha aportado algo, me alegro.

¡Un abrazo enorme!

martes, abril 11, 2006

Granada

Qué rápido pasa el tiempo cuando uno disfruta… Llevo 2 semanas y media en mi tierra natal y todavía me parece que llegué ayer. Estas vacaciones tan ‘forzadas’ han supuesto otro punto de inflexión en mi intensa etapa Erasmus. Llegué a Granada con mucha añoranza de recientes aventuras inglesas y con increíbles ganas de volver a ver pronto a toda la cuadrilla de la ‘Heriot-Watt’. Pensé los primeros días que seguramente me aburriría puesto que mucha gente seguiría con las clases o trabajando pero todo lo contrario; no he parado en todo momento y el tiempo ha sido francamente perfecto. Acostumbrado a no salir sin abrigo en Edimburgo, aquí hasta me quemé la frente el primer día que salí de tapas sentado en la calle. Hasta 30º marcó el termómetro uno de estos días. La verdad es que me había olvidado de la agradable sensación de salir en manga corta…

Tapas y TintosLa primera semana tuve el orgulloso placer de recibir a Jeff, mi americano favorito del ‘George Burnett Hall’ y a Belén, mi chicarrona preferida del norte, que venían ansiosos por empaparse de cultura granadina y degustar las famosas y suculentas tapas de las que tanto les habíamos hablado. Ciertamente no quedaron defraudados. Durante toda su estancia, pisamos entre otros el ‘Güejareño’, ‘Peruano’, ‘Alpujarreño’ e incluso hicimos una parada en el ‘Futbol’ para que Jeff probara los churros. ¿Veredicto? Sobresaliente, ¿A quién no le gustan los churros?...

Luego además lo aficioné al tinto de verano y al mosto (castillo Salobreña, claro). El remate final lo puso mi madre preparando unas cenas con jamón serrano, queso y tortilla de patatas con las que Jeff respondía “Por supuesto” con su cordial y peculiar acento americano a la pregunta “¿Otro trozo de tortilla, Jeff?”. De postre, unas natillas caseras, que de camino aprendí que se dicen ‘custard’ en inglés. Ciertamente practiqué un montón de inglés a lo largo de esos días…

Dejando a un lado la ruta culinaria y de tapas, que creo que a nadie defrauda, se llevaron un bonito y memorable recuerdo de la Granada monumental a través de los itinerarios que seguimos. St. NicholasEl punto de partida fue la atractiva plaza del Triunfo. Tras comprobar la increíble multitud que allí se reunía, traspasamos el pintoresco ‘Arco de Elvira’ y nos dirigimos por dicha calle hacia la Calderería por donde subiríamos por las empinadas cuestas del Albaicín dejando atrás los llamativos bazares. Admiramos los bellos y blancos cármenes tan característicos de este barrio y maldecimos el fastidioso empedrado; pero teníamos una suculenta recompensa: Mágica resulta la estampa que se puede contemplar desde el mirador de ‘San Nicolás’: La Alhambra solemne ante tus ojos custodiando Sierra Nevada y la ciudad a sus pies expandiéndose hacia el lejano infinito. Una imagen que me tiene enamorado y me recuerda lo espléndida y hermosa que es mi ciudad, aunque a veces lo pueda olvidar…

CathedralUn descenso algo más llevadero nos condujo al tranquilo ‘Paseo de los tristes’ desde donde percartarse del escaso caudal del río y pasmarse con los imposibles de los autocares de turistas avanzando a través de la ridícula carrera del Darro. Tiempo de visitar las populares teterías y degustar un té afrodisíaco o un batido de frutas. Para continuar la tarde nada mejor que contemplar la estatua de nuestro amigo Colón al final de ‘Gran Vía’, pasear por la comercial Zacatín y la apacible ‘Plaza Bib-rambla’, visitar los bazares de la ‘Alcaicería’ y finalmente desembocar en la ‘Plaza de las Pasiegas’ para deleitarse con la imponente fachada de la Catedral. Una sesión de tapas fue lo ideal para terminar el día turístico.

AlhambraLa Alhambra esperaba al día siguiente y tampoco decepcionó. Aunque fue ya mi cuarta o quinta visita, confieso que la entrada a los palacios nazaríes me continúa resultando espectacular: La imagen preciosa del patio de los Arrayanes con el resplandeciente reflejo en el estanque, la singularidad y disposición del patio de los Leones, la magnificiencia de los techos de las salas de Dos hermanas y Abencerrajes, la sencillez de las estancias de Washington Irving o la estructuración de las salas de los Baños son sólo algunas justificaciones de esta impresionante residencia musulmana. También me sorprende la magistral fachada y el enorme patio circular del renacentista palacio de Carlos V, aunque resulta complicado destacar algo puntualmente cuando todo te fascina.

AlcazabaLa siguiente entrada es inevitablemente a la Alcazaba para maravillarse de nuevo con las impresionantes vistas sobre las murallas y torreones de esta emblemática fortificación o tomar el sol felizmente como Belén. El mejor paisaje sin duda se consigue desde la elevada ‘Torre de la Vela’. Jeff afirmó que fue la vista más preciosa que vio en su vida y efectivamente a mí también me encanta. Finalmente concluye la visita con un ameno paseo hacia el Generalife, el palacio veraniego real con su encantador juego de agua en los estanques y sus hermosos jardines testigos de tantos romances inadmisibles… Descendimos por el barrio del Realejo en lugar de la habitual ‘Cuesta de Gomérez’ por la que previamente habíamos ‘escalado’ y enlazamos de nuevo con otra ronda de tapas que tanto nos apetecía tras la provechosa visita.

No merece la pena comentar el resto de los días porque los dedicamos a patear algunas de las calles comerciales del centro, la zona del ‘parque García Lorca’ o incluso el Hipercor. Sí, tenía que enseñarles dónde se celebran los botellones en Granada, ¡claro!

La semana siguiente me visitó Ben, mi compañero de cocina francés, con su amigo polaco Claude y de nuevo repetí los itinerarios turísticos con el mismo resultado satisfactorio. Ben disfrutó como un niño tomando el sol (Llevaba en Edimburgo desde Octubre) y también se maravilló con las tapas. Por otro lado les sorprendió la existencia de los aparcacoches con malas pintas y los del top manta vendiendo películas. Les advertí además sobre las gitanas que te ponen el romero en la mano y ya aprendieron a ignorarlas. Esas cosas que son importantes saber…

Pero no todo en estas dos semanas fueron visitas de Erasmus. Sierra NevadaEl resto del tiempo lo aproveché para descansar en casa y saborear los añorados platos caseros, ir al cine (muy recomendable 'V de Vendetta'), leer (interesante 'The 5 people you meet in heaven'), subir a la sierra (ver fotos) y lógicamente reencontrarme con mis amigos. Ya sabes, esos extraños seres que como dice una gran cita, te preguntan como estás y se esperan para oír la respuesta. Esos que te contagian con su risa, que igual te hacen saltar las lágrimas con sus infortunios o comparten tus sonrisas en los momentos felices, con los que puedes expresarte con miradas cómplices que lo dicen todo y que te conocen tanto que pueden confirmar que algo ronda tus pensamientos o que estás, qué se yo, enamorado o con la moral por los suelos. Esos que al fin y al cabo gozan de tu confianza y sabes que la seguirán teniendo no importa dónde o cuánto tiempo estéis sin veros.

Tuve incluso mejor impresión que en navidad sobre ellos; Sierra Nevadacada cual con su propia motivación, algunos triunfando en sus doctorados, otros continuando los estudios y con mucho entusiasmo, otros disfrutando con sus prácticas de carrera, otros consiguiendo el trabajo de sus sueños, otros progresando en su propósito de montar una empresa, otros con el título recién obtenido o a punto y currando bien asentados e incluso algunos pensando en empezar otra carrera nueva…
Cada cual con su tema, sus nuevas preocupaciones, sus actuales compromisos o deberes, sus dudas y miedos, sus alegrías y placeres, sus nuevas aficiones o hobbies. En apenas unos meses todo el mundo cambia; como Granada, que siempre que regreso tiene más calles cortadas por obras y nunca parece acabar. Tempos fugit.

En estos meses todos han progresado en algún sentido. Mayormente en el aspecto laboral. Muchos parecen tener su futuro claro o tienen en mente exactamente qué quieren hacer con su vida. Yo en cambio no avancé en absoluto en ese aspecto. El paraíso Erasmus me está ayudando a crecer en muchos otros como persona, a madurar, a desenvolverme en muchos ámbitos de la vida cotidiana que apenas abordé antes, a convivir y conocer gente de multitud de nacionalidades que siempre me aportan algo, a descubrir mis propios límites y emociones, a conocer una cultura nueva y que no para de sorprenderme gratamente y sobre todo, a darme más seguridad personal; pero Granada me ha devuelto a la realidad laboral. Ahora admito que tengo más dilemas, más preguntas, más cuestiones sobre mi futuro próximo. No lo tengo tan claro como pudiera parecer… ¿Qué haré cuando el Erasmus acabe definitivamente? ¿Beca Leonardo? ¿Buscar trabajo fuera de Granada? ¿¡Quizá hacer un corral!?

Bromas aparte, pienso que en cierto modo soy un cobarde por decidir posponer tal decisión para después. De todos modos siempre estamos tomando decisiones en la vida, constantemente sin darnos cuenta, y en ocasiones lo más razonable es permitir a cada una su momento preciso.

Mientras llega ese momento, seguiremos creciendo. :-)