domingo, octubre 23, 2005

I love Edinburgh

¡Muy buenas a todos! Por fin monté el blog. Ya iba siendo hora.

Sí, sí, has leído bien. El título del blog es "¡Lavín compae vieho qué wapo!". Una frase auténtica granadina que me estoy encargando de enseñar a los erasmus, para que se haga famosa por toda Europa :) y aparte del llamativo título, también he añadido algunas opciones en javascript en la barra lateral, como las citas, los enlaces, mis avatares favoritos o blogs de amigos. Algunas me están dando problemas en Firefox, aunque en el Explorer va todo bien (qué rabia...).
De todas formas, no es lo esencial del blog. Muchos me andaban preguntando cómo me va por aquí y creo que lo mejor es escribir aquí para responder a todo el mundo.
Llevo 24 días en Edimburgo, aunque a mí me parecen unos 2 meses. Estas primeras semanas han sido trepidantes: muchos cambios, muchos papeleos, mucha marcha, muchas caras nuevas, mucho deporte y también mucho frío…

Pero bueno, intentaré hacer un resumen para poneros en situación:

Llegué el 29 de octubre a Edimburgo con los demás andaluces (Javi, Nando y Pablo) sin estar matriculado en la Heriot-Watt (La universidad en la que estudio) y sin residencia confirmada. Tras salir del aeropuerto nos vinimos directamente para el campus en taxi. Se encuentra a las afueras de Edimburgo, a unos 25 minutos de la ciudad en autobús y sólo 10 desde el aeropuerto.

Nada más llegar preguntamos en recepción pero ya se había ido la coordinadora de Erasmus y en la oficina de alojamiento no podían asignarme una habitación pues no me encontraba matriculado. Así que la primera noche tuve que alquilar una habitación en el campus, aunque la verdad es que dormí bien poco…

Esa noche la liamos. Fuimos encontrando más españoles por el campus y montamos una especie de macro botellón en la sala de estar de una de las residencias, donde fueron apareciendo poco a poco un montón de erasmus asombrados de tanta alegría. La noche acabó en la discoteca del campus, ‘The Union’ con todos bastante contentos. Buen comienzo…

Por fin el segundo día logré localizar a la coordinadora de relaciones internacionales, la misma que no me había respondido los treinta correos que le envié solicitando confirmación de la solicitud de registro. Y nada, que allí tenía ella mi solicitud tan campante. No me enteré bien de cuál fue su excusa, algún problema con la bandeja de entrada de su correo. Fuera como fuera, me ingresó en la base de datos de la universidad de forma que ahora ya podía solicitar alojamiento. Me dirigí de nuevo a la oficina de acomodación y para mi sorpresa, me asignaron precisamente la misma residencia donde montamos la fiesta: George Burnett Hall, Room 222; prácticamente colindante con la sala de estar (cada residencia tiene un lounge, una sala de estar con televisión y sillas cómodas para echar el rato).

Así que estupendo, porque aquí además están la mayoría de los españoles y tenemos monopolizado el lounge. Por otra parte, las habitaciones no están mal: cuarto de baño interior básico, mesa de estudio grande, estantería amplia con una Biblia incluida (sí, una holy bible de regalo), armario y cómoda, mesita de noche y cama con almohada y nórdico. Me ocurrió una anécdota curiosa precisamente con eso. Resulta que en mi habitación faltaban las sábanas con el nórdico, así que fui a recepción a reclamar. Al llegar le dije “Excuse me, i have a problem because in my room there is no sheet (sábana)” pero pronuncié sheet como shit (mierda). Así que el pobre hombre entendió “En mi habitación no tengo una mierda”. Se lo repetí tres veces mientras observaba su cara de estupefacción hasta que por fin Pablo me corrigió y se arregló el malentendido. Una de las cosas que tengo que mejorar cuanto antes aquí es mi penosa pronunciación de inglés.

Por otro lado, en la residencia tenemos una cocina asignada por cada 5 estudiantes. Yo la comparto con Javi (mi compañero de proyecto) y con 3 franceses. Esa es otra; es asombrosa la cantidad de franceses que pueblan el campus. Son mayoría, luego te encuentras en menor cantidad chinos/japoneses, españoles, alemanes e italianos (en ese orden).

De momento, el grupillo de erasmus que nos solemos juntar para salir de marcha y estar en el lounge está formado por 11 españoles (aquí sí somos mayoría), 6 franceses, 3 italianos, 2 alemanes, 1 canadiense, 1 noruego y 1 griego. Así que es inevitable practicar inglés normalmente (por lo menos en la cocina).

Aquí en la foto podéis ver al grupo erasmus en plena euforia en el autobús de camino a una discoteca en la ciudad. En esa ocasión, armamos tanto follón que el conductor paró el autobús, se levantó y nos dijo que hasta que no nos calláramos no continuaba el trayecto. Se bajó y dio un paseo de unos 3 minutos; cuando por fin se hizo el silencio, continuó. Se nota que los Erasmus hemos venido pisando fuerte…

Al final he perdido el hilo de la historia. Pensaba contar más cosas de la primera semana pero me vienen a la mente tantas anécdotas y curiosidades del campus... Tengo que conseguir más fotos de la peña (olvidé mi cámara en Granada) y poner algún paisaje del campus y Edimburgo. Todo verde, mires donde mires. Adoro esta ciudad, cada día me gusta más, aunque tenga el tiempo que tiene…

En fin, me voy despidiendo. Quiero contar en cada post algunas de las peculiaridades y costumbres escocesas que más me impresionan.

Un saludo a todos. Os echo mucho de menos.

¡Nos vemos!