jueves, marzo 16, 2006

Staying Alive

¡Hola a todos! Hace dos semanas que no escribo y han pasado muchas cosas por aquí. Si me quejaba la última vez de las escasas nevadas en Edimburgo, ahora tengo que decir que el paisaje blanco en el campus se ha vuelto cotidiano para mi regocijo.

In Royal MileEsta semana pasada tuve el grandísimo honor de recibir en mi modesta habitación a Pablo, Samu y Fidel. Una visita muy esperada que realmente agradecí y supuso un respiro en mi ajetreado proyecto (con la aprobación del tutor, obviamente).
Teníamos 5 días para que disfrutaran y descubrieran el encanto escocés y creo que los supimos exprimir al máximo.
A estas alturas del Erasmus puedo afirmar sin problemas que me muevo por Edimburgo con bastante soltura y puedo preparar sobre la marcha itinerarios callejeando por cualquier zona. Con el paso del tiempo Edimburgo se ha convertido en mi ciudad. Me siento realmente cómodo paseando por sus calles, escogiendo atajos o encontrando nuevos ángulos para las fotos.

Calton HillAdoro esta ciudad y me encanta comprobar el efecto que causa en la gente; Ver que todos se quedan maravillados contemplando el castillo desde los jardines de Princes o la inmensidad y diversidad de la Royal Mile.
Siento realmente orgullo de poder guiar a mis amigos por esta ciudad; un orgullo que realmente no me pertenece pues aquí sigo siendo un extranjero al fin y al cabo, pero sí que se convierte en un placer enseñar una ciudad tan mágica como Edimburgo que, efectivamente, nunca defrauda…

Consideré que lo ideal para conocerla serían 3 días: Uno para la New Town, otro para la Old Town y el tercero para visitar museos, tremendamente recomendado dada la gran variedad de ofertas culturales siendo prácticamente la mayoría gratuitas. Todo ello intercalado por unos apetecibles almuerzos escoceses y unos deliciosos cafés con sus enormes muffins correspondientes. Astronaut in Calton HillObviamente, recomiendo la vista de la ciudad desde Calton Hill o incluso mejor desde Arthur Seat, la colina que ofrece la mejor panorámica de la ciudad a condición de subir una empinada cuesta durante casi una hora. (De momento me conformo con las vistas que obtuve llegando a media altura. Me faltó energía…). A propósito, curiosa fue la escena que nos encontramos en Calton Hill: Estaban grabando a una especie de astronauta montando en un mini vehículo espacial conduciendo en lo alto de uno de los montículos. Nos quedamos boquiabiertos…

Por fin visitamos 2 ciudades que tenía pendientes: St. Andrews y Stirling. st Andrews CathedralLa primera nos encantó. Un pueblecito costero precioso, famoso en toda Escocia por albergar la sede oficial de golf; de hecho por allí paseamos entre algunos campos de juego alarmados por algunas señales que advertían del peligro de las bolas si caminábamos mientras alguien estaba jugando. Lo que impresiona de esta ciudad, en cambio, es el impresionante conjunto de ruinas medievales. La catedral derruida con tan sólo un muro y una torre en pie hacía pensar sobre su anterior magnificencia. Resultaba tremendamente extraño pero también agradable pasear por sus alrededores entre lápidas y tumbas contemplando la vasta extensión del terreno. El castillo también era otro edificio pintoresco, junto con el complejo universitario de la ciudad, donde dicen que estudió el príncipe Guillermo.

St. AndrewsPero sin duda alguna, lo que nos maravilló fue el paisaje costero. Un atardecer idílico en la misma playa en la que rodaron la mítica escena de la playa de “Carros de Fuego”. Esto nos sorprendió gratamente y no pudimos evitar tararear la melodía de la película mientras imitábamos una disputada carrera. Somos así...

William Wallace

Al día siguiente tocaba Stirling, la ciudad estratégica más famosa en toda Escocia por haber sido escenario de innumerables batallas. Lamentablemente, el tiempo no nos acompañó en esta ocasión y contemplamos el castillo con niebla. Una lástima pues de hecho está considerado mejor incluso que el de Edimburgo. Decidimos no entrar y aprovechar el resto del día visitando el monumento erigido a sir William Wallace, una torre victoriana de 67 m. de altura y alrededor de 270 escalones que rinde homenaje a este héroe y a algunos otros personajes célebres escoceses.

Wallace Sword En la cima de la torre pudimos admirar una soberbia vista sobre, al menos, siete campos de batalla y en su interior aprender más sobre esta figura clave en la historia escocesa e ídolo nacional que fue torturado, colgado, arrastrado y descuartizado por los ingleses en 1305, si mal no recuerdo.
Exponían también su famosa espada en el interior de una vitrina, midiendo más de un metro de largo con una hoja bastante gruesa, lo cual nos hizo pensar que no era un tipo nada enclenque. Abandonamos la torre tras comprar algunas miniaturas de Braveheart y nos despedimos de Stirling. Quizá vuelva a ver el castillo algún día…

RushEl penúltimo día decidimos dedicarlo a ver museos y el último a comprar recuerdos. Arrasamos el ASDA llevándonos un total de 40 muffins para que Pablo y Samu pudieran invitar a su gente del trabajo. Según me contaron, la operación mega magdalena escocesa triunfó.

Las noches resultaron también bastante ajetreadas. Pintas y billar en la Union, póker en el lounge, pocha en la habitación, karaoke, patinaje sobre hielo y sesión de futbolín (o football table como se llama aquí) en el Rush. Fue una pena que estos días coincidieran con la semana de estudio de la gente porque no disfrutamos del espíritu Erasmus en su esencia machacando la noche edimburguesa.

En definitiva, fue una semana intensa pero muy gratificante. Ojalá persistan estas quedadas entre buenos amigos durante mucho tiempo a pesar de las distancias.

Mis días aquí se agotan. Ciertamente este trimestre se pasó volando. Me gustaría hacer balance de este segundo term, pero lo dejaré para otro post.
Este viernes la liaremos en el día de San Patricio y el sábado viajaremos prácticamente todos los Erasmus a Londres para visitar durante unos cuantos días la capital inglesa antes de regresar a España.

Un abrazo grande. ¡Nos vemos pronto!